Moter@s!!!

“Pedazo fin de semana” decimos siempre en ese ritual dominguero, al bajarnos de la moto en algún bar ya conocido, de algún amigo tal vez. Pedimos un refrigerio y repasamos satisfechos las anécdotas del fin de semana. No, definitivamente cuando eres motero los domingos ya no son lo mismo. Los fines de semana y las escapadas a la playa se tiñen de esa sensación de libertad que no da un coche.

La moto te obliga a ir ligero de equipaje, llevar lo esencial, esa es la primera lección, lo importante va a ser el viaje, no tanto el llegar, las curvas son divertidas, con la moto disfrutas durante y después, te recarga la energía y es un plus de satisfacción llegar a nuestros cambiantes destinos.

No tenemos prisa, por lo menos a mí no me gusta tener hora para llegar, prefiero esos viajes abiertos a paradas imprevistas, o alargar la estancia porque se está muy bien allá donde hayamos parado.

Los moteros somos seres sensoriales, quiero decir que, al empezar el viaje nos sorprenderán olores (no siempre agradables), colores y temperaturas que golpearán nuestra piel en ciertos momentos y en otros, sentiremos el cambio de temperatura como una suave caricia en la piel.

Disfrutar de viajes en compañía de amigos o de tu pareja, sin contar las pequeñas sorpresas que te regala la carretera a los que vamos en moto. Nuevos amigos, bares elegidos al azar que resultan ofrecer no solo la cerveza fría, como una increíble selección de blues al aire libre. Infinidad de historias, buenas y también malas. Aunque este texto se trata de evocar lo bueno, sabemos muy bien que la libertad exige mucho más responsabilidad y aún siendo más arriesgado, nos apasiona una y otra vez, solo con escuchar su motor, o al alejarnos de la ciudad. Tal vez sea nuestro dulce veneno. Sangre ancestral que ansia por aventuras, peligros o simplemente una búsqueda personal.

Por sentirnos tan mortales como todos los demás, pero con alas en la tierra.

 

 

 

 

 

V’sssss
Mamilo Malo.

Artículo de Caipi